sábado, 9 de enero de 2010

Habían pasado ya los nacionales

Ya pasó mi cumpleaños, pronto estaré subiendo un post acerca de como terminó diciembre, por ahora no tengo muchas cosas que decir(creo).

La cosa está en que a veces uno se pone terco y se quiere subir a la montaña rusa a pesar de que ya escuchó mil advertencias, uno no entiende, uno se enterca, se aferra, se siente muy muy y a la montaña rusa no la ve tan tan, hasta que ya estamos bien arriba disfrutando el "ride", sintiendo como el viento nos pega en la cara y agita nuestro cabello haciéndonos sentir en una escena de película gringa y a miles de cuadros por segundo volteas a ver a la chica que está a tu lado y de repente cuando la música llega a un climax la toma se descongela y blum broder! caes a treinta mil pinches metros en caída libre, sientes un hueco en el estomago y por si no fuera tan pinche caer a esa altura, cuando volteas ya no hay nadie, estás solo recordando en tu cabeza todas las voces que te reclamaban atención.

Cuando el "ride" se termina ya no sabes qué onda, estás a punto de irte pero cuando menos te lo esperas se aparece ella otra vez invitándote a subirte de nuevo y tú con una sonrisa de tamaño extra idiota simplemente dices: sí.

Así funciona esto de la montaña rusa pa mí esta historia tiene tres finales: o simplemente un día el carrito se descarrila hacia el vacío o dejas de poner la sonrisa de idiota piensas en las consecuencias y te vas, sin ni siquiera mirar atrás.

El final número tres luego se los cuento.

Estoy escuchando De purísima y oro de Joaquín Sabina por eso el título del post.

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